En el marco de la Ley N°19.300 sobre Bases Generales del Medio Ambiente y mediante la promulgación del D.S. N° 53/2013 del Ministerio de Medio Ambiente (MMA), se establecen las Normas Secundarias de Calidad Ambiental (NSCA) para la protección de las aguas continentales superficiales de la cuenca del Río Maipo, cuyo objetivo es conservar o preservar los ecosistemas hídricos y sus servicios ecosistémicos, a través de la mantención y/o mejoramiento de la calidad de las aguas de la cuenca.
Para el control del cumplimiento normativo de la NSCA de la cuenca del Río Maipo se establece la evaluación de los niveles de calidad de agua de doce parámetros (tabla 2 Artículo 5° D.S.53/2013 MMA): Oxígeno Disuelto, Conductividad Eléctrica, pH, Cloruro, Sulfato, Demanda Biológica de Oxígeno, Nitrato, Ortofosfato, Plomo disuelto, Níquel disuelto, Zinc disuelto y Cromo total. Estos parámetros se miden en once áreas de vigilancia distribuidos en los cursos principales de los Ríos Maipo (MA), Mapocho (MP) y Angostura (AN) y de los Esteros Lampa (LA) y Puangue (PU).
Monitoreo de la calidad del agua en la cuenca del Río Maipo de la NSCA
Desde el año 2015 se ha implementado un trabajo colaborativo entre el Ministerio del Medio Ambiente (MMA), la Dirección General de Aguas (DGA) y la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) para monitorear y evaluar a través de parámetros fisicoquímicos y biológicos, la calidad del agua de la cuenca del Río Maipo.
Los parámetros controlados en las áreas de vigilancia se monitorean en distintos cauces de la cuenca del río Maipo de esa manera la red hídrica, se distribuye en los ríos y esteros principales de la cuenca correspondiente a los ríos Maipo (MA), Mapocho (MP) y Angostura (AN) y de los Esteros Lampa (LA) y Puangue (PU), monitoreados por medio de la Red de Control, cuya medición se realiza de forma mensual por la Dirección General de Aguas.
Como herramienta complementaria y así como lo establece el D.S.53/13 MMA, en su artículo 12 se monitorea la Red de Observación constituida por puntos de muestreos ubicados en el río Las Melosas, río el Yeso, río el Volcán, estero Manzanito; río Olivares, río Colorado, estero el Manzano, río San Francisco, río Yerba Loca, estero Molina, estero Arrayán, estero Hualtatas, estero Colina, estero Lampa, río Mapocho, Estero Puangue, río Maipo y río Angostura. Esto se realiza mediante el monitoreo de parámetros físico-químicos, biomonitoreos e hidromorfológicos que caracteriza la calidad de las aguas, evalúa otras condiciones necesarias para la gestión de calidad del agua y su ecosistema, y entrega información adicional para apoyar el proceso de revisión de norma en la cuenca del río Maipo.
Bioindicadores
Los bioindicadores se utilizan para describir la calidad de las aguas de los sistemas acuáticos continentales, según presencia y/o ausencia de especies, cobertura y rangos de tolerancia a determinados contaminantes. El monitoreo de bioindicadores, ha sido fundamental para el seguimiento del estado de las comunidades en el ecosistema acuático. La bioindicación, como técnica de evaluación ambiental consiste en la utilización de organismos vivos, ya sean animales o vegetales, para medir y controlar la contaminación de un entorno determinado, siendo un complemento a las mediciones de otras variables físico-químicas, ya que por sí solas, solo ofrecen una idea puntual de la calidad del agua y no permiten analizar sus variaciones a lo largo del tiempo (Alba-Tercedor, J & Sánchez-Ortega, A 1988; Domínguez & Fernández, 1998). Por ejemplo, la característica de un río está condicionado en gran medida con la vida de la ictiofauna, ya que determinan el desarrollo de sus estrategias bentónicas y el estado de la fauna de macroinvertebrados, por ser el componente esencial de su alimentación. A su vez, los invertebrados bentónicos forman parte de numerosos sistemas de indicadores y métricas desarrollados especialmente en ríos y, en menor medida, en lagos y humedales (Prat et al. 2008).
Indicadores hidromorfológicos
Las zonas riparianas cumplen un rol importante dentro del ecosistema acuático, en ellas se realizan numerosas funciones entre las cuales se destacan la mantención del balance hídrico, la dinámica de sedimentos, el balance biogeoquímico, el ciclo de nutrientes, el control de la temperatura del río, generación de hábitat, la mantención de complejas redes tróficas y la generación de corredores ecológicos que permiten la conectividad a lo largo de la red de drenaje. De acuerdo a estas funciones, las zonas riparianas presentan importantes servicios ambientales como la retención de nutrientes y sedimentos provenientes de las laderas, ingreso de fuentes de alimento al lecho del cauce, efecto de laminación de las crecidas, generación de microclimas (Seremi MA RMS-Ecohyd 2012). Por ejemplo, el índice de hábitat fluvial permite caracterizar el hábitat físico para albergar biota, a una mayor heterogeneidad y diversidad de estructuras físicas del hábitat le corresponde una mayor diversidad de las comunidades biológicas que lo ocupan (Smith & Smith, 2000 en Silva y Arancibia, 2015).