Avances y desafíos en la protección de los humedales urbanos en la Región Metropolitana de Santiago

El Día Internacional de los Humedales fue instaurado en 1997, con el fin de destacar la importancia de estos ecosistemas para la humanidad y para el planeta. La fecha recuerda la firma del Convenio sobre los Humedales, en Ramsar, Irán el 2 de febrero de 1971.  

Desde esa fecha hasta ahora ha corrido mucha agua bajo el puente. A la lista inicial de humedales de distintos países incluida en el Tratado de Ramsar, se han sumado muchos más en todo el planeta, producto de la mayor conciencia respecto del rol crucial que cumplen en el ciclo hidrológico y en la provisión de agua dulce. Pero, lamentablemente, muchos más humedales han desaparecido producto de la sobreexplotación, la modificación de los cursos de agua que los alimentan, la urbanización y construcción de infraestructuras sobre ellos.  

Las amenazas sobre los humedales persisten, a pesar de que se ha demostrado que su destrucción genera graves impactos a las comunidades humanas y a los ecosistemas. Los humedales almacenan agua en los periodos de sequía, permiten recargar las napas subterráneas, regulan las crecidas de los ríos disminuyendo las inundaciones, capturan contaminantes purificando el agua, entre otras funciones, todas las cuales desaparecen cuando se les destruye.  

Las ciudades han sido construidas desde tiempos inmemoriales cerca de fuentes de agua dulce, porque es un recurso vital para los seres humanos, pero desde el siglo pasado la expansión urbana desmedida fue progresivamente ocupando los humedales, los cuales son rellenados y drenados con el fin de establecer un sustrato apropiado para la construcción de viviendas. En nuestro país hay numerosos ejemplos de edificios y poblaciones construidas sobre antiguos humedales, que se inundan en las épocas de lluvia y presentan graves daños estructurales producto de la humedad del subsuelo.  Algo parecido sucede con los ríos, que son canalizados, y sus riberas pavimentadas mediante la construcción de costaneras, que alteran su curso natural, y eliminan la vegetación de las riberas y con ello toda la diversidad biológica propia de esos espacios. 

La Ley de Humedales Urbanos, promulgada en 2020, se hizo cargo de esta urgencia y, junto con su Reglamento, estableció un mecanismo para la protección de estos valiosos ecosistemas. Desde su promulgación hasta ahora se ha establecido la protección de un centenar de humedales urbanos en todo el país.   

En la Región Metropolitana tenemos 12 humedales urbanos declarados, que en su conjunto abarcan una superficie de 3.567 hectáreas. En esta cifra se incluye el “Río Maipo de Isla de Maipo” cuya declaratoria fue publicada en el Diario Oficial el 30 de enero de este año, constituyendo hasta ahora la comuna con el humedal de mayor extensión, con una superficie aproximada de 1.773,1 ha. Hay otros cinco humedales en proceso, incluyendo el Río Mapocho, cuya declaratoria ha sido solicitada por 13 municipalidades, coordinadas por el Gobierno Regional y que abarca todo el tramo urbano de este río, desde Lo Barnechea hasta Padre Hurtado.  

La comuna con mayor número de humedales declarados es Lo Barnechea, con seis en total: Vegas de Montaña, Tranque La Poza, Tranque La Dehesa, Embalse Larraín, Humedal Los Trapenses y Estero Las Gualtatas, y se podrían sumar tres más que están en proceso.   

A pesar de estos números, falta mucho todavía: el Inventario Nacional de Humedales elaborado por el Ministerio del Medio Ambiente reconoce en la Región Metropolitana un total de 47.300 hectáreas de superficie de humedales, de las cuales 21.900 están incluidas dentro de límites urbanos, por tanto, la superficie que cuenta con declaratoria hasta ahora, representa sólo un 16% de la superficie que podría estar potencialmente protegida. Este es un gran desafío para nuestra Región, porque no basta con “declarar” los humedales, hay que realizar todas las acciones necesarias para su restauración y protección, eliminando los focos de contaminación, el depósito ilegal de residuos y las intervenciones no autorizadas en sus cauces. La buena noticia es que hay una enorme voluntad y convicción en alcaldesas y alcaldes de la Región sobre la importancia y urgencia de proteger estos vitales ecosistemas que son nuestra defensa ante la sequía y el cambio climático y para ello cuentan con todo el respaldo de la SEREMI del Medio Ambiente de la Región Metropolitana.

Sonia Reyes Packe
Seremi del Medio Ambiente RM 

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